Terminando el curso
Estamos terminando el curso en lo que a visitas a centros de enseñanza se refiere. La última semana de mayo, los días 30 y 31, visitamos el CEIP El Olivo de Coslada. Fuimos invitadas por las profesoras de religión, Marisa y Miriam, y es un deber comenzar dando gracias a la dirección del centro que facilitó algunos cambios de horario para juntar clases y que pudiéramos visitar a todos los alumnos de religión entre 2º y 6º de primaria en dos días.
El primer día estuvimos con 2º y 3º. Les enseñamos la canción «Yo quiero ser un niño misionero» —coreografía incluida— que es un éxito allí donde vamos. Y a través de las fotografías viajamos a la región del Puyo, en la Amazonía ecuatoriana. Les hablamos de las incursiones misioneras que Siervos y Siervas del Hogar de la Madre realizan allí junto con grupos de jóvenes, cruzando los caminos enlodados de la selva y atravesando ríos caudalosos con el agua a la altura del pecho. Terminamos la jornada saludando a los alumnos de la clase de valores, que nunca habían visto una monja y nos enviaron recado de que querían conocernos. El segundo día estuvimos con 4º, 5º y 6º. Con los «mayores» ya no cantamos, pero tuvimos conversaciones muy bonitas sobre nuestro llamamiento al amor, la vocación personal de cada uno.
Ese segundo día, al terminar las clases, Miriam nos tenía una sorpresa. Esa misma mañana, antes de que llegáramos, los niños de 2º habían tenido clase de reli y habían dedicado un rato a hacernos unos preciosos dibujos en agradecimiento por nuestra visita. Aquí dejamos algunos de los dibujos en recuerdo de una visita preciosa.
Por mi parte, yo me quedo con un recuerdo muy especial grabado en el fondo de mi corazón. Una niña que, después de decirme mil veces lo contenta que estaba de habernos conocido, cuando ya nos íbamos, se agarró de mi hábito y me dijo: «¿Sabes, hermana? Cuando sea mayor, voy a ir allí, voy a ser misionera».
Que Nuestra Madre del Cielo cuide y defienda estas llamadas que su Hijo hace en el corazón de los niños.